Buenos días.
Empezaré el mes de julio hablando de algo que ha sido uno de los motores de mi vida como profesora: la enseñanza de la gramática. Este mes de julio de 2024 se cumplirán cincuenta -¡50! – años desde aquel lejano mes de julio en que me presenté a la selección de profesoras y profesores que enseñarían en los Cursos de Español de la Universidad de Salamanca. Y sin tener experiencia, me seleccionaron. Supongo que algo debí trasmitir para suplir esa carencia. Y desde entonces, no he dejado de enseñar, de aprender -de ahí el nombre de este blog-, de viajar, de pasar a través de las pantallas para encontrarme con gente de todo el mundo. Una de las circunstancias que me ha producido más fascinación de esta profesión era y es que el mundo venía a mis clases. Cuando enseñaba en Salamanca, en la misma clase podía tener cinco o seis nacionalidades. Desde el principio entendí la riqueza que eso suponía y, de manera intuitiva, daba voz a las diferentes experiencias vitales y culturales, de las cuales tanto aprendía yo. Pero, además, aprendía y sigo aprendiendo a partir de las dudas, de las preguntas, de las contradicciones entre las reglas y el uso que esas personas tan interesadas se encontraban cuando salían de clase.
Cuando empecé a enseñar en lo que entonces se llamaban niveles avanzados, me di cuenta de que las explicaciones de las gramáticas al uso, a menudo, creaban más confusión que conocimiento eficiente. Fue así como empecé a revisar esas reglas y a buscar otras que no se contradijeran y que no indujeran al alumnado a cometer errores por instrucción. No sabía que estaba poniendo las bases de lo que yo llamo “gramática pedagógica”. Cuando salí de mi aula y empecé a ir a congresos y a hablar con colegas, comprendí que mis intuiciones no iban desencaminadas. He enseñado en mucho países y he conocido muchísimas personas que querían aprender, mejorar, perfeccionar su español. Creo que en cada lugar, con cada persona he aprendido, y me siento feliz de poder seguir transmitiendo esta experiencia acumulada que tanto me faltaba cuando me eligieron para enseñar.
El día cuatro de julio a las 16:00, hora de Madrid, me encontraré con quienes lo deseen en este enlace: https://www.marcelafritzlersinfronteras.com/events/reflexiones-sobre-la-gramatica-y-su-ensenanza-sin-conocimiento-profundo-no-se-puede-motivar
Y le transmito desde aquí a la profesora Marcela Fritzler la invitación a su espacio Sin fronteras, que tanto tiene que ver con la vida que he llevado.
Aunque podrán leer en el enlace que les he incluido más arriba, el resumen de lo que será nuestra conversación, lo incluyo aquí también por si les interesa y les anima a inscribirse.
Gracias, como siempre por su atención e interés.
Resumen
Si me preguntaran si influye en la motivación del alumnado hacia el aprendizaje la forma en que trabajamos con la gramática en clase, contestaría con un rotundo sí. Pero no solo se trata de presentarla de forma atractiva (metodología). Es fundamental tener en cuenta cuánto hay que enseñar a cada grupo, no solo según sus conocimientos previos (nivel), sino también según su(s) lengua(s) de origen (la persona como centro del aprendizaje). Además, hay que ser conscientes de que, quienquiera que aprenda una lengua nueva y se encuentre con reglas que unas veces funcionan y otras no, piensa que no vale la pena aprender la gramática porque no ayuda. Y no hay nada más lejos de la realidad. La lengua es un sistema y, como tal, funciona sistemáticamente. Cuando encontramos reglas que inducen a confusión, que recogen demasiados casos o que están llenas de excepciones, tenemos que pensar que no se ha realizado un análisis lingüístico en profundidad. Por ello, en esta charla hablaremos de gramática, de esa gramática que crece con los niveles y nos ayuda a ordenar el aparente caos de la lengua.