Buenos días.
En un artículo de 2014 titulado El género de la violencia, escrito por Cristina Castillo, aparece el siguiente texto:
- Estos datos nos indican que hay algo que no está funcionando. Parece que desde la entrada en vigor de la ley nos hubiéramos dormido pensando que el problema de la violencia contra las mujeres se iba a resolver.
Una colega me preguntó por la razón de ese subjuntivo y su relación con el verbo ‘parecer’.
He aquí mi explicación:
El verbo ‘parecer’ cuando se usa sin pronombre -en cuyo caso se entiende como ‘creer’ y se suma a las reglas que rigen éste-, admite en realidad todas las concordancias posibles con indicativo y subjuntivo.
- Parece que estás / has estado / estuviste enfermo.
- Parece que estés / estuvieras enfadado.
- Parece que hayas visto / hubieras visto un fantasma.
Obviamente, cada posibilidad corresponde a una referencia temporal que el mismo tiempo verbal señala, dado su carácter deíctico.
Podemos buscar una explicación para el caso del texto inicial sobreentendiendo ‘como si’, pero no serviría para los demás ejemplos que aparecen arriba. Como siempre digo, debemos buscar una explicación gramatical que sea abarcadora y sirva, a ser posible, para todos los casos. ¿Cómo podemos explicar, pues, esta variedad de posibilidades?
La razón de esta versatilidad radica en el significado del verbo, que da pie a graduar la apariencia, acercándola o alejándola de la realidad. Por otro lado, la alternancia en el uso de un tiempo u otro del subjuntivo tiene que verbo con las posibilidades de que algo sea posible o no. Por ejemplo: “Parece que estés triste”, no sé si lo estás, pero es posible. “Parece que estuvieras triste”. Quiero decirlo de forma que no te molestes en caso de que no sea verdad. Lo digo en imperfecto de subjuntivo para alejarlo aun más de una realidad que desconozco.
Veamos otros ejemplos: “Mira esa pared, parece que esté derrumbándose” . “La calle llena de gente parece que sea / fuera un río multicolor”. En ambos casos sería más adecuado el imperfecto de subjuntivo porque son comparaciones irreales.
Por tanto, a la hora de elegir el tiempo y el modo de la oración subordinada, intervendrían, por un lado la referencia temporal, el significado del conjunto y por otro, la intención del hablante y el valor metafórico de la oración subordinada.
Querida Concha:
Con mucho gusto sigo leyendo Tus explicaciones sobre cuestiones especiales de la gramática española; hace casi 40 años que estaba sentada en Tu clase en Salamanca (Colegio de España) y todavía puedo acordarme de muchas situaciones alegres, podría escribir una seria de anécdotas… Ahora me inscribí una vez más para dar clases a alemanes adultos. El amor para el español sigue calentándome, sobre todo porque llegué a conocerte a Ti y a Tu estilo efectuoso y amable de enseñar. Muchas gracias, Concha! Saludos cordiales desde Alemania de Skaidrīte (en aquel entonces “Paula”)
¡¡Hola, Paula!! ¿Quieres creer que me acuerdo de ese “Skaidrite”? Es increíble, pero sí. Y creo que hasta recuerdo tu cara de entonces. Se ve que tú también dejaste huella en mí. Me ha hecho mucha ilusión leer tu mensaje. Perdona que no te haya contestado antes. La verdad es que este año (en julio hará 50 años que empecé a enseñar) estoy teniendo muchos talleres y actividades y casi no paso por el blog. Espero que tu experiencia de profesora de ELE te sea tan satisfactoria como lo ha sido (y lo sigue siendo) para mí.
Te mando un abrazo muy cariñoso y un poquito nostálgico