Otras cosas curiosas, anecdóticas, pero para mí muy llamativas.
Nos encontramos a la hora de ir al servicio con estos dos modelos: uno que está lleno de botones, que te mima, que hace ruido para que no se oiga desde fuera lo que tú estás «haciendo» y que, en los casos más sofisticados hasta dispone de perfumador.
Y luego está este otro modelo, tradicional, que según algunos es mucho más sano, aunque un poco más incómodo para quienes no estamos acostumbrados. Tradición y modernidad de nuevo.