Reflexiones sobre la gramática y su enseñanza. Sin conocimiento profundo no se puede motivar.

Con motivo de mi participación en el FONCEI 2020, me parece oportuno recordar la entrevista que me hizo Jane Arnold para el encuentre ENELE 2019. En ella me refiero a algunos principios sobre la enseñanza de la gramática que no tendré tiempo de desgranar en el taller que impartiré el día 1 de febrero. Si hay participantes interesados, aquí podrán encontrarlos.

Aquí os dejo una de las preguntas de Jane y mi respuesta.

¿La forma en que trabajamos con la gramática en clase puede influir en la motivación del alumno hacia el aprendizaje?  ¿De qué manera?  ¿Podemos incorporar la creatividad en la enseñanza de la gramática?

 

Creo que sí, que influye mucho. Hay una conocida frase de Maya Angelou que repito siempre y que está en la cabecera de mi blog[1]: La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero no olvidará cómo la hiciste sentir. La contradicción que rodea a la gramática es que, si bien en sí misma es buena y sistematiza la multiplicidad de casos que la realización de la lengua permite a quienes la usan, aun así, su dominio en cada nivel exige un gran esfuerzo y quien lo niegue, en mi opinión, se equivoca. Quien quiera sacarles el máximo rendimiento a las reglas, tendrá que estudiar, repetir, practicar, pero sobre todo comprender y relacionar. Como dice mi amiga Emiko, profesora de teatro (que es su especialidad) y de gramática, esta es como un mapa: si vives en la ciudad, podrás callejear sin más ayuda que la de tus ojos, hasta dominarla. Si solo vas a estar en esa ciudad una semana, necesitarás algún tipo de mapa para no perderte y aprovechar el tiempo. La metáfora esa clara ¿verdad? Hace referencia a aprender en contexto nativo o a hacerlo en un país extranjero.  Pero sigue habiendo una serie de preguntas clave, que cada cual deberá responder desde su situación: ¿la manera en que la presentamos y la practicamos resulta significativa, hacen que el alumnado vea que crece, que realmente le sirven? ¿Hay una única manera de presentarla y trabajarla? ¿No habría que adaptarla a las necesidades y estilos de aprendizaje, no ya de las personas, sino de las comunidades con cultura diferente? Esta última pregunta tiene que ver con el rechazo inicial que provoca en el alumnado salirse de lo de siempre, de lo conocido, que da seguridad. En mi experiencia en Japón, el primer control que hacía era fundamental para el cambio de actitud en los grupos iniciales. El resultado solía ser desastroso porque las preguntas eran de respuesta casi abierta o abierta; y, en muchos casos, era la primera vez que se enfrentaban a algo así. Tras ese control, comprendían que debían cambiar su forma de estar y participar en la clase. Hablo, claro, de las clases de conversación en las que muchas veces había que demostrar la conexión entre la clase de gramática y la de práctica; señalo esto porque el hecho de separar ambas hace que el alumnado no vea la relación entre lo que se explica en teoría y lo que se practica otro día; es como si fueran compartimentos estancos. Esto se evitaría si las personas que imparten ambas clases se comunican y se cuentan lo que hacen, dónde falla el grupo o cómo va progresando.

¿Cómo influir en la motivación? A veces creemos que las actividades lúdicas son primordiales para que esta aparezca y, desde luego, no seré yo quien lo niegue, al contrario, en mi blog y en mis publicaciones hay ejemplos de que para mí son muy importantes. Pero con los años y la variedad de contextos educativos en los que he enseñado, he podido comprobar que aun más importante es transmitir la sensación de logro, de “yo puedo”, de “ahora lo entiendo”, de “no hay contradicción entre esta regla nueva y la anterior”.

Pensamos en la creatividad como algo que cae del cielo. Y yo opino que no, que la creatividad es un pensamiento divergente sobre lo de siempre[2] y mucho conocimiento o experiencia previas. Y para ser creativas con la gramática, no hay nada mejor que conocer muy bien su funcionamiento, es decir, tener detrás una buena teoría. Quienes me conocen saben que siempre pongo el mismo ejemplo: la famosa paloma de Picasso es un caso de simplicidad de trazos. ¿Picasso llegó a ella así, creativamente? Sabemos que, antes de pintar algo tan simple y tan expresivo, dibujó muchas palomas convencionales para poder llegar al final a la esencia, a aquello que nos dice “esto es una paloma”, en esencia. La creatividad en la clase de gramática implica salirse de lo que espera el alumnado, pero dándole instrumentos, “mapas” que lo guíen por el intrincado laberinto del funcionamiento del sistema.

[1] https://conchamorenogarcia.es/ (21.1.2019)

[2] En 2002 di la conferencia plenaria y participé en la mesa redonda del X Seminario de dificultades específicas de la enseñanza del español para lusohablantes (Brasil), cuyo título era “El componente lúdico en la clase de ELE”. Ya entonces hablaba de lo mismo. El artículo publicado en 2004, está disponible en https://redined.mecd.gob.es/xmlui/bitstream/handle/11162/72262/00820083000374.pdf?sequence=1&isAllowed=y  (20.1.2019) Mi intervención en la mesa redonda pueden leerla aquí: https://conchamorenogarcia.es/2014/09/08/creatividad-y-espiritu-ludico-una-actitud-global-en-el-aula/ (20.1.2019). Se publicaron Actas, pero no son de fácil acceso: file:///C:/Users/Concha/Downloads/17721.pdf

Gracias por vuestro interés.

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