Estábamos trabajando con una unidad cuyo título es “De fiesta en fiesta” con estudiantes de nivel A1. En ella, además de las fiestas, se trabajan horarios, los meses del año y diferentes tipos de actividades. El manual propone que se trabaje con un programa para que el grupo pregunte ¿Cuándo?, ¿Qué?, ¿A qué hora? y ¿Dónde?
Para motivar y acercar la actividad a la realidad del grupo se me ocurrió acudir a la fiesta de Gaigo (Gaigosai), que tendrá lugar dentro de pocos días. En ella los estudiantes se ocupan de todo: decoran la universidad, hacen comida, actúan, bailan, etc.
Empecé la clase pidiendo que individualmente escribieran en un papel qué les gustaría hacer durante la fiesta. Me costó trabajo que entendieran que no quería cosas como “comer comida del mundo” o “ver el teatro de los estudiantes de segundo”, (recordad que no hablo japonés). Tras varios ejemplos, captaron la idea. Y procedí como sigue:
Puse a dos estudiantes, un chico y una chica, como secretarios de la clase; ellos tenían que escribir lo que sus compañeros les dijeran. Una vez pensado qué quería / podía hacer cada uno, se levantaban e iban hasta la mesa de los secretarios y explicaban que querían hacer. Salieron estas propuestas:
- Cantar / bailar flamenco
- Tocar percusión / la guitarra / el piano
- Hacer caricaturas
- Hacer un espectáculo de magia
- Decorar la universidad
- Presentar ciudades o lugares de España
- Hacer una exposición de fotos / dibujos
- Vender regalos
- Concurso de preguntas
Mientras lo iban presentando yo formaba grupos de afinidades. Puse juntos a quienes querían cantar y bailar flamenco con quienes querían tocar el piano, la guitarra y la percusión.
En otro grupo se juntaron quienes querían decorar la universidad, hacer caricaturas, una exposición de foto y dibujos y presentar lugares de España. Se sumó a este grupo la persona que había elegido vender regalos.
Otro grupo se encargó de hacer preguntas para el concurso.
Y dos personas se encargaron del espectáculo de magia.
Una vez formados los grupos, les di unos minutos para que pensaran en el horario y el lugar donde querían llevar a cabo su actividad. Y para que explicaran cómo iba a ser.
Escribí en la pizarra columnas semejantes a las que aparecen en el libro y cuando ya lo tenían todo decidido, salieron a rellenarlas. Quedó un poco chapucero como podéis ver en la foto, pero salió bien. Se lo tomaron con muchas ganas.
Para terminar, fuimos al libro e hicieron preguntas sobre lo que se propone en el programa. El objetivo era insistir en preguntar y contestar adecuadamente. En este momento lo importante era la precisión. Si preguntaban “¿Dónde hay conciertos?” debían contestar “En muchos sitios, por ejemplo en…”; otra forma de preguntar que practicaron fue “¿Qué podemos hacer X día a tal hora?”. Lo que me sorprendió más fue que ante mi pregunta “¿Por qué creéis que hay un grupo que se llama ‘Koncierto sentido’ escrito con ‘k’?”, encontraron un respuesta creativa: “Es un grupo diferente que toca música diferente”.
El próximo día en que tenga clase con este grupo, debo comprobar que recuerdan lo que hicimos y, además, jugaremos al concurso usando las preguntas que elaboraron. Seguiré informando.
Te felicito por tu blog. Durante dos años enseñé historia siguiendo un método restrospectivo es decir partiendo de lo que decía el diario de hoy ir rastreando hacia atrás. La historia enseñada así no era algo muerto. Era un conjunto de decisiones tomadas en el pasado que todavía nos siguen afectando. Los alumnos estudiaban como locos y obtenían unos materiales estupendos. Mis colegas se quejaban porque los alumnos parecían sólo estudiar historia. Pero la mayor satisfacción la tuve hace unos años cuando un día me encontré con una de mis alumnas convertida en una mujer hecha y derecha. Me dijo que yo había sido la persona que había cambiado su perspectiva de vida, llevándola al teatro, haciéndola leer los diarios. Enseñándole a investigar y a argumentar. Enseñar no es acumular cosas en un armario, es transmitir como adultos las cosas que realmente son importantes para la vida, las que casi nunca se enseñan.
Hola, Alberto:
Mil gracias por tu comentario y por compartir esa experiencia. Hace algunos años, un amigo y yo queríamos hacer un libro de Literatura así: empezando por una canción de hoy y llevando a los chicos y a las chicas a buscar los equivalentes en la Literatura “oficial”. La editorial lo rechazó porque no sería bien aceptado. Bueno, nuestro objetivo era enseñr de manera diferente y cada uno en su campo lo hace.
Estoy de acuerdo contigo. Por eso esa frase de Plutarco me parece tan apropiada.
Creo que ese encuentro con tu antigua aumna es la prueba del 9 de lo que dice Maya Angelou.
De nuevo, gracias.
Pues os felicito a ambos por atreveros a transgredir. Ya sabéis que solo recordamos a los profes transgresores y también sabéis que tristemente recordamos a poquísimos.
Y a ti Concha te animo a que te saltes la opinión editorial y hagas lo que crees que debes hacer como crees que debes hacerlo, la manera de editarlo ya se verá. Pablo Berger anduvo durante años buscando financiación para su excelente “Blancanieves” y le dijeron que nadie querría ver cine mudo. El resto es historia, “The Artist”, Los Oscars……… El mundo está lleno de casos así y hablando de cine….. lo dijeron hasta del cinematógrafo!!!!!!! Así que, parece ser que verdaderas lumbreras las hay en todos los campos….
Gracias, Anfibia, por tus palabras. Yo transredo en mi campo. Hoy he vuelto a hacer algo que, en principio, pareceía imposible. En Literatura no me atrevo a hacerlo sola porque no es mi especialidad.
Ya comentaré aquí la idea la puesta en escena de hoy.
Saludos