A finales de marzo de 2012 llegué a Tokio con la intención de quedarme un año. El año ha volado y me alegro enormemente de haber aceptado la posibilidad de quedarme tres años más.
Por ello hoy me pongo a reflexionar sobre mi primer día de clase con los principiantes del año pasado y de este año.
Se suele decir que el alumnado japonés es diferente a otro tipo de alumnado, se dice que necesitan la traducción para entender, que son tímidos, que no están motivados…
Lo cierto es que mi experiencia con los principiantes contradice esos estereotipos. El año pasado no hablaba nada de japonés y este año un poquito, pero muy poco. Eso significa que esa primera clase, la que les da la entrada en el idioma, la doy en español. Algunos colegas y prácticamente todos mis estudiantes de máster o de talleres de formación me preguntan cómo lo hago, se preguntan cómo es posible transmitir algo de interés sin servirse de la traducción. Pues aquí van mis estrategias:
– Me apoyo en el conocimiento del mundo que el alumnado trae al aula: no es la primera vez que entran en una clase de idioma y, por lo tanto, saben más o menos qué puede pasar ahí. Luego resulta que su expriencia previa no se conrresponde con la forma en la que doy mis clases.
– Empiezo saludando y pidiendo con gestos que repitan “Buenos días o buenas tardes”, esto va acompañado de un dibujo ad hoc.
– A continuación, escribo mi nombre en un papel y con gestos les pido que hagan lo mismo. El lunes, cuando vuelva a tenerlos, sacaré mi papel y ellos deberán sacar el suyo. debo aprenderme sus nombres cuanto antes. Y a partir de ahí y solo en español “hablamos”: “¿Cómo te llamas?” “Me llamo Concha y tú? Encantada / encantado.” Lo practican en parejas.
– Después añadimos otros contenidos sencillos y muy visuales y los practican inmediatamente, primero conmigo y después en parejas. Incluso los levanto para que ya el primer día se saluden moviéndose por la clase.
Os preguntaréis cómo doy las instrucciones: en español y con muuuuuucho teatro. ES cierto que no todos son igual de rápidos, pero la mayoría entiende y ayuda a sus compañeros.
Con esta forma de empezar, van viendo qué tipo de clase será la mía:
– Se habla solo español.
– Los errores no son corrregidos de forma desagradable, todo el mundo se equivoca, la profesora también, por ejemplo, al pronunciar los nombres de los alumnos.
– La profesora dice con frecuencia “¡BIEN!”, acompañado de un gesto y después de tres veces, ellos lo repiten.
– Se interactúa desde el principio, eso sí, dando poca infrmación para que sea fácil recordarla; además esa información está muy graduada.
– Se usa el conocimiento previo del alumnado y su tendencia a cooperar.
– Se dan cuenta de que tendrán que desplegar otras estrategias de comprensión que la de acudir al diccionario, porque cuando veo que alguno lo saca, muy suavemente se lo cierro; luego sí, pueden buscar en él.
Las impresiones que obtuve el año pasado de estos primeros días de clase se confirman este año con los grupos que tengo:
– El grupo está expectante antes de que la profesora empiece, se ve en sus caras que quieren algo especial. Vienen de un sistema educativo muy tradiconal y, pr lo tanto, una forma de enseñanza más novedosa, participativa, les cuesta, sí, pero los anima.
– Se ríen con ganas de las teatraalidades de la profesora, y si se ríen, hemos empezado por buen camino.
– No tienen más miedos que otros principiantes de otras nacionalidades, ni tampoco se cierran ante las peticiones de la profesora de repetir o interactuar dentro de sus posibilidades.
Como consecuencia, el ambiente del primer día es excelente. Salen de la clase con la sensación de que aprender es posible. Ahora es trabajo nuestro mantener esas primeras reacciones.
Muy interesante, Concha. Y no tenía ni idea de que te quedabas tres años más (¡ni era consciente de que había pasado ya un año!). Espero que te vaya todo de fábula. ¡Un abrazo!
Hola, Ali. Siempre tan atenta. Lo interesante es haber cnseguido enseñar de otra manera y qyue haya dado frutos. Estoy realmente muy contenta.
Sí, el tiempo ha volado.
Otro abrazo para ti.
Es muy bueno leer tus experiencias, como se fuera un diario, como dosis homeopáticas de clases. Voy leyendo y reflexionando sobre mis clases. Cómo las hago, cómo puedo hacerlas, será que funciona con mi alumnado. Es muy bueno estar siempre en clase, aunque sea delante de la pantalla.
!Qué te vaya bien tres años más!
Muchas gracias, Mônica por tus palabras. Si el tiempo me diera, haría un diario, sí. Si pruebas algunas de las cosas que propongo, dime cómo te ha ido.
Gracias también por tus buenos deseos.
Un abrazo
Hola Concha.
Voy a asistir a la reunion de lectura que das el proximo mes y, buscando mas informacion, he encontrado tu blog.
Yo tambien ensenyo espanyol en Tokio: en el IC, (aunque no hemos concidido en ningun taller, por desgracia…) y tambien en escuelas y universidades y me he llevado una alegria al leer tu blog porque pienso que estamos haciendo (o intentando hacer) cosas parecidas en nuestras clases.
Como bien comentas, todo el mundo en Japon se sorprende de que se puedan dar clases de principiantes completamente en espanyol, pero te doy toda la razon en que, aunque se necesita mas “teatro”, es perfectamente posible.
Me ha gustado mucho la actividad que propones en otra entrada, la de que los estudiantes se levantes y deletreen a su companyero las palabras, y la pienso poner en practica en cuanto pueda.
Por mi parte, el primer dia de clase, les doy una fotocopia con expresiones habituales (que significa, como se dice, no entiendo, mas despacio, etc) y a partir de ahi, ya no tienen excusa para usar el japones.
Tambien les doy recortadas las letras del alfabeto y por otro lado, las pronunciaciones de esas letras, para que ellos lo unan.
Y tambien,al final de la primera clase hago la “Competicion de palabras”: les pongo en grupos y les digo una palabra para que ellos intenten escribirla correctamente, asi puedo ir introduciendo combinaciones dificiles (qu, gu, ll, etc) y al grupo que tiene mas aciertos, le doy chocolate.
Perdon por el post tan largo. Me emociono mucho cuando puedo intercambiar ideas para las clases.
Un saludo y hasta muy pronto!
¡Cuánto me alegro, Bea! De que vayamos a conocernos, de que te emociones comnetando tu experiencia y de que haya más gente que, como yo, cree en la posibilidad de enseñar de otra manera.
Ya hablaremos más en directo. Nos vemos el día 16 de junio, pues.
Un abrazo