El miércoles salí feliz de clase; suelo salir contenta cuando me tocan los principiantes, pero el miércoles fue especialmente gratificante. Nos tocaba el tema de la familia. Es el tema 4 de Nuevo Avance Básico. En esa unidad, además, se trabaja la diferencia entre ‘saber’ y ‘conocer’ justo lo necesario para que conozcan países, lugares y a personas y sepan hacer cosas.
Empecé poniendo en la pizarra la palabra ‘familia’ para saber qué sabían. Conocían ya -de sus clases de gramática o de sus clases de lectura- los nombres básicos.Luego leímos y oímos el Pretexto de la Unidad y ellos me presentaron a los miembros de su familia. Añadimos hermano / hermana mayor. Hermano pequeño / hermana pequeña. No hizo falta ninguna explicación. Con subrayar las terminaciones, los oía comentar y poner otros ejemplos de concordancias ya vistas.
A continuación se desarrolló el siguiente diálogo:
– ¿Dónde está Rita?
– En su casa.
– ¿Por qué lo sabéis?
– Porque … está… estu.. estu…
– (Otra alumna): estudiando.
– ¿Como en inglés -ing?
– Concha está escri… escribendo / escribiendo
– La profesora está bebeiendo agua
– Etc.
Y yo me atrevo a pedirles más y me responden. Son la prueba evidente de que les hace felices mejorar, aprender, son la prueba de la motivación intrínseca.
Quizá os interese leer sobre esto, sobre la motivación en esta otra entrada.
La predisposición de los alumnos en clase creo que está avalada por la motivación de los enseñantes. Pienso que debe ser el norte para todos los que nos esforzamos en enseñar una lengua.
Tener alumnos motivados ya es medio del camino para el proceso. Ojalá que mis alumnos fueran así.
Mônica Lemos