Hace casi un mes que estoy en Japón. La vida va tomando su cauce de normalidad. Las clases; ir al supermercado y comprar; tomar el tren pasear y observar…, aprender.
Ir al supermercado, por ejemplo, es algo dificilillo porque todavía no conozco las marcas de lo que quiero. Por eso compro mucha verdura y fruta y algunas cosas que voy reconociendo. Pero lo que quería comentar es la diferencia entre las cajas de un súper en Madrid y en Kichijoji: cuando llegas a la caja, depositas tu cesta (de color gris oscuro). La cajera coge el artículo, lo pasa por la maquinita y lo coloca en otra cesta (de color amarillo) con mimo -no te los tiran- y de tal manera que los artículos no se dañen; abajo lo pesado, arriba lo delicado. Se paga en efectivo con mucha más regularidad que en España y ¡siempre tienen cambio! Una vez que has pagado, coges tu cesta y vas a una especie de mesa donde tranquilamente metes las cosas de tu cesta amarilla en tu bolsa de la compra.
Cuando pregunto dónde está algo (que me he aprendido previamente) al contestarme, yo pongo cara de ¡ay, ay ay que no entiendo! Entonces la persona me lleva al sitio. Esto a lo mejor también pasaría en España, pero lo de la caja me tiene conmovida.
No puedo hacer una foto para que lo veáis, pero lo podéis imaginar ¿verdad?
Ir al supermercado, por ejemplo, es algo dificilillo porque todavía no conozco las marcas de lo que quiero. Por eso compro mucha verdura y fruta y algunas cosas que voy reconociendo. Pero lo que quería comentar es la diferencia entre las cajas de un súper en Madrid y en Kichijoji: cuando llegas a la caja, depositas tu cesta (de color gris oscuro). La cajera coge el artículo, lo pasa por la maquinita y lo coloca en otra cesta (de color amarillo) con mimo -no te los tiran- y de tal manera que los artículos no se dañen; abajo lo pesado, arriba lo delicado. Se paga en efectivo con mucha más regularidad que en España y ¡siempre tienen cambio! Una vez que has pagado, coges tu cesta y vas a una especie de mesa donde tranquilamente metes las cosas de tu cesta amarilla en tu bolsa de la compra.
Cuando pregunto dónde está algo (que me he aprendido previamente) al contestarme, yo pongo cara de ¡ay, ay ay que no entiendo! Entonces la persona me lleva al sitio. Esto a lo mejor también pasaría en España, pero lo de la caja me tiene conmovida.
No puedo hacer una foto para que lo veáis, pero lo podéis imaginar ¿verdad?
Sí, sí, podemos imaginarnos perfectamente lo que nos cuentas :-). Aunque no nos enseñes una foto, es como si hubiéramos visto una «foto verbal» (más conocida como «descripción», jeje, pero una buena descripción). Me encanta lo que nos describes, y me encanta que compartas tus vivencias con nosotros. ¡Un abrazo!
Gracias, Ali, por estar pendiente. Lo bueno de esta vivencia personal es que la puedo compartir gracias a estas TIC, tan pesadas en otras ocasiones. Seguiré contando. 🙂
Otro abrazo
Hola Concha, gracias por compartir con nosostros tus experiencias. Queremos adoptar una gramática en el CENTRO CULTURAL DA ESPANHA en Curitiba (Brasil) y nos ha interesado tu gramática de ANAYA. Sin embargo, el contacto con esta editorial está un poco difícil desde Brasil. Sabes si hay alguna representación aquí o con quien puedo hablar directamente en España. Muchas gracias.Rafaela Marengo rafaela@centroculturaldaespanha.com.br
Muchas Gracias, Rafaela. Es una satisfacción saber que queréis adoptar nuestra gramática. Ya le he pasado tu correo a la persona responsable.
Un abrazo 🙂
Hola Concha, muchas gracias por el contacto. Ya me han escrito y ya estamos negociando.
Saludos desde Curitiba – Brasil
Hola amiga, tienes un blog realmente interesante, que merece todo mi respeto y el cual ire leyendo con la suficiente tranquilidad.
Aprovecho para desearte la mejor de las suertes en los proximos articulos aunque estoy seguro que no la necesitas porque eres toda una experta en la materia.
Saludos,
Francisco M.
Precioso lo que cuentas del supermercado, esa delicadeza en el comportamiento tan diferente de nuestra experiencia cotidiana. Muchas gracias por compartirlo. Un abrazo, Luisa
Gracias, Francisco y Luisa por pasaros por aquí y también por esos deseos. La verdad es que hasta ahora todo está yendo de maravilla. Un abrazo