– El aprendiz japonés tiene una experiencia previa puramente gramatical
– No es dado a las dramatizaciones en clase
– Tiene miedo a cometer errores
– Necesita más tiempo para procesar la pregunta / respuesta
– Necesita apoyarse en el compañero/a
– Requiere actividades programadas que den lógica a la gramática
Analizamos estas dificultades y nos detuvimos en una en particular: el aburrimiento.
Recordamos por qué se aburren los seres humanos citando a Marina y López Penas:Los humanos se aburren por falta de estímulos (…). Entre los desencadenantes del aburrimiento se mencionan la monotonía, la repetición, la rutina, la habituación, el hartazgo (…) Los humanos se aburren porque están saciados.
Nos apoyamos en las teorías de diferentes autores y autoras (Dornyëi, Hatch, Johnson, Byalistock…). De entre las afirmaciones de estos autores entresaco dos porque nos parecieron a mi compañero y a mí altamente productivas para quienes se planteen la enseñanza con responsabilidad.
En palabras de Dornyëi:
El profesorado debe aceptar que su responsabilidad es garantizar que sus alumnos estén y permanezcan motivados y no lamentar el hecho de que les falta motivación.
Y Hatch afirma algo de especial relevancia en el contexto japonés, tan apegado a la gramática:
La adquisición se produce en interacción; uno aprende cómo intervenir en una conversación; uno aprende cómo interctuar verbalmente, y, a partir de la interacción, las estructuras sintácticas se van desaarrollando.
Presentamos la importancia de elaborar nuestras actividades según la clasificación de Littlewood:
— Actividades precomunicativas; cuasicomunicativas y comunicativas.
Y, finalmente, hicimos algunas propuestas concretas. Algunas de ellas son las ya probadas en clase y que he comentado aquí.
A modo de ejemplo pongo otra que nos ha dado muy buenos resultados:
– Se les entrega a los estudiantes, que estarán en parejas, la imagen siguiente pidiendo que:
– describan lo que ven
– digan lo que ha pasado en esa habltación: qué ha hecho y qué no ha hecho la persona que vive allí
– que hablen de lo que le gusta
– que digan si es una persona especial y que, para afirmarlo, se apoyen en algún elemento del dibujo.
Después se ponen en común los resultados y se comentan.
Terminamos nuestra comunicación taller con la idea de que lo que proponemos no es fácil, pero si usamos los métodos de siempre, obtendremos los resultados de siempre. Por lo tanto, hagamos como mi archicitado Eduardo Galeano y usemos la utopía para caminar.
Muy interesante el post. Como profesor de ELE en Asia durante casi 8 años me enfrento diariamente a esta dificultad, acentuada todavía más por grupos muy homogéneos (no hay una mezcla de diferentes países como podría ocurrir en un aula de un instituto de lenguas en Barcelona)… Cuesta muchísimo empujarles a aceptar un sistema de “discusión en el aula”, yo siempre recalco en este tipo de ejercicios la necesidad de “no escribir” y la importancia de la discusión en sí… pero para ellos (en Taiwán) es extremadamente difícil ofrecer una respuesta si no poseen su guion previo… Gracias por el post!
Hola, anónimo:
Me alegro de que te haya gustado y te hayas sentido reflejad@.
Creo que ese estilo cultural ¿asiático? de estar en el aula es inevitable; por eso creo que debemos hacer como el junco y doblarnos sin “perdernos”; para eso es muy útil la clasificación de Littlewwod e ir desde lo organizado a lo más libre. Y por eso es tan importante darles la ocasión de forjar un discurso propio aunque no sea polémico.
Sigo aprendiendo mientras enseño.
De nada y un saludo 🙂