La anciana y los cerezos

Pasan cosas que rompen algunas creencias

-no voy a hablar de estereotipos- que una se había traído a Japón y que algunas personas viajadas habían sostenido. Resulta que se supone que, en general, los japoneses no suelen hablar con desconocidos.  El caso es que el otro día íbamos al Ayuntamiento de Musashino a buscar mi tarjeta de residente y nos subimos a un autobús. Nos sentamos en la parte de atrás. Una señora mayor se levantó para dejar que mi compañera y yo nos sentáramos juntas. Y al poco rato empezó a hablar con nosotras: nos sugirió que mirásemos para atrás. la vista resultó espectacular. Juzgad vosotr@s mism@s.

La señora estaba tan entusiasmada que se ofreció a acompañarnos a subir al piso octavo para que viéramos los ‘sahkura’ desde arriba, cosa que según ella poca gente hace. Compartió con nosotras su sensación de estar entre nubes. Luego nos sugirió que mirásemos al suelo para ver “la nieve de los pétalos que empezaban a caer”. Fue el regalo de ese día.
Mirad si no fue un regalo de comunicación y belleza.

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8 comentarios en «La anciana y los cerezos»

  1. Isa

    Hay personas que, como tú, están aquí para enseñarnos su mirada de las cosas. A veces somos tan tontos que creemos que no hay otra forma de mirar… Hay que aprender a mirar al cielo, pero a veces hay que mirar al cielo desde arriba, no para sentirnos poderosos porque es inalcanzable, sino para entender que también hay cielos hasta en los cerezos… o la nieve puede ser una flor. Voy a prestar atención a las viejecitas del autobús… además… 😉 Gracias!!

  2. Concha Moreno García

    Gracias, Isa. Es muy bonito lo que dices. La verdad es que hay cosas que pasan que debemos agradecer como regalos, pero con la prisa con la que vivimos, no tenemos tiempo para mirar, para aceptar, para agradecer. Yo te agradezco este comentario y que te pases por aquí.

  3. Anonymous

    Tia, ahora que tengo un rato he decido pinerme a leer tu blog, tumbada en el suele de mi habitación con mi.perrillo encima, y ni te imaginas como me late el.corazón al leer estas palabras. He amado los sakuras desde hace unos años y esperi poder vivrlo algun dia. He empezado a leer desde que llegaste a Japón pero me propogongo leer todo lo que pueda. Un abrazo desde un Madrid muy muy loco y primaveral 🙂

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