De vuelta de la UIMP

Hace unos días anunciaba que me iba a la UIMP a dar un curso. Ya estoy de vuelta. Ha sido estupendo. En primer lugar por el grupo: participativo, interesado, puntual, divertido. 

En segundo lugar porque me he reencontrado con colegas conocidos en otros lugares del mundo, Bratislava o Tokio y lo hemos pasado muy bien juntos yendo a la playa, tomando rabas en el barcito del Faro de Mataleñas o tapas en La Conveniente, paseando o yendo de excursión. He vuelto a lugares conocidos en mi adolescencia: Santillana; Puente ViesgoAltamira y su cueva (esta vez lo que he visitado es la neo-cueva, que no me ha decepcionado para nada; al contrario, me ha permitido apreciar detalles que en aquella primera visita se me pasaron por alto -¿por la edad y el atolondramiento?, ¿porque la persona que nos acompañó no lo explicó tan bien como Gabriela, nuestra guía cántabra?-. También he vuelto a Vega de Pas, lugar de sobaos y quesadas, pero, sobre todo de pasiegos, personas retratadas por Manuel Gutiérrez Aragón en una película estupenda: La vida que te espera. Para mí ha sido un viaje sentimental pues viví muy buenos momentos por esa zona. Además de todo esto, el buen tiempo me ha acompañado a pesar de que se anunciaba frío y lluvia. También he coincidido, como el año pasado, con Mar y hemos vuelto a cenar el «El Vivero», un restaurante muy recomendable del barrio pesquero de Santander. 

Aquí os dejo una prueba de todos esos buenos momentos. 

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